Llegaron las figuras a Pamplona y empezaron a llover las orejas. Fue una auténtico chaparrón, casi una tormenta. Tan importante como innecesaria, porque la medida de lo visto en el ruedo es difícil traducirla a 7 orejas, según la web Navarra.com
Es cierto que si comparamos la tarde de Fuente Ymbro con las tres anteriores de La Palmosilla, Escolar o Cebada fue el auténtico paraíso, pero no se puede perder de vista que a la corrida le faltó tensión, algo más de motor y ese punto de conexión que transmiten los toros con casta y empuje.
La corrida de Fuente Ymbro fue noble y con clase, sobre todo el cuarto y el sexto. Pero poco más. Luque tuvo un lote desinteresado y los primeros toros de Perera y Marín no llegaron al aprobado. Justos de fuerzas, les faltó fondo.
Aún así, tanto Perera como Ginés Marín merecieron el triunfo y la plaza consideró que era correcto premiarles con 3 orejas a cada uno. Fue generoso el palco, quizá algo exagerado, pero si el público lo pide, algo que ocurrió, poco se puede objetar.
A Luque se le premió con una oreja en el quinto, quizá por la estocada, porque nada hubo que rascar en su faena con Judío, el toro que por la mañana había arrollado y lanzado por los aires a los corredores en el encierro. Doble puerta grande con 7 orejas en una tarde entretenida
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