domingo, 7 de julio de 2019

Decepción y ausencia de trofeos con Puerto de San Lorenzo

La corrida de los toros salmantinos del Puerto de San Lorenzo convirtió el día de San Fermín en un suplicio para los aficionados, que llenaron la plaza hasta dejarla sin entradas, según la web Navarra.com

Ni un billete quedó en las taquillas en la primera de la Feria del Toro, que tuvo todo lo que tiene que tener un 7 de julio en Pamplona, salvo toros bravos con movilidad.

Llegó Enrique Maya a la presidencia con una vibrante ovación tras regresar a la alcaldía, algo que fue respondido desde sol con sus tradicionales gritos contra la democracia y en favor de los presos asesinos de ETA, a los que se rindió homenaje con dos pancartas alusivas.

López Simón, que llevó sus dos intervenciones al terreno del tremendismo, rodillas en pie y arrimones injustificados ante un toro moribundo, el quinto, que terminó por echarse antes de la suerte suprema.

Lo peor de López Simón no fue su toreo de poco gusto, sino la vuelta al ruedo que él mismo se concedió después de una faena vulgar y que apenas había concitado la levísima petición de oreja por parte del público.

Son otra cosa como toreros Emilio de Justo y Ginés Marín. Atesoran clase y valor, pero hace falta materia prima para poder conectar con el tendido.

Los toros del Puerto se apagaron pronto, mansearon en algunos momentos, carecieron de casta y raza y languidecieron desde su paso por el caballo, salvo algunos momentos puntuales en los que tanto De Justo como Marín, con la mano izquierda, sacaron algunos chispazos.

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