jueves, 12 de julio de 2018

Pepín Liria sobrevive a la cogida y se lleva la oreja en Pamplona

Vayan por delante mis disculpas al feminismo extremo al que le disgustara el titular de esta crónica, pero existen pocas maneras de expresar mejor lo ocurrido en la plaza de Pamplona en la sexta de la Feria del Toro.

Tampoco es probable que lean el texto, andan confiscando chapas, pero por si acaso espero que no enloquezcan al encontrar un texto libre. Y encima sobre toros. ¡A la hoguera!. Los cojones de Pepín, sí. La pelotas de Pepín. El torero de los noventa. El torero de Pamplona.  10 años después.

El cuarto de la tarde era un hermoso cinqueño. 605 kilos de casta entregada. Pepín trabajaba por someter al toro cuando lo desarmó, ya mucho más rajado y en plena pelea defensiva, según la web Navarra.com

Con un desplante de rodillas y de espaldas apareció traidora la arremetida del toro, que lo lanzó y volteó como a un muñeco, como a una pelota de playa que pasa de mano en mano, de pitón a pitón. Cayó con la frente, sonó casi el golpe en la plaza.

Seis toros de Victoriano del Río: con movilidad y encastado el primero; con genio el segundo, feo y desclasado el tercero; encastado el cuarto hasta que se rajó; desrazado aunque noble el quinto, vacío el sexto.

Pepín Liria, de blanco y oro: silencio y oreja.

El Juli, de marino y oro: silencio y ovación.

Ginés Marín, de plomo y oro: silencio y silencio.

Presidencia: Iñaki Cabasés (Geroa Bai-PNV) asesorado por Josetxo Gimeno y Fernando Moreno. Fue muy protestado por no conceder la segunda oreja a Pepín Liria y una al quinto de la tarde para El Juli.  Incidencias: lleno absoluto en la plaza de Pamplona. Gran ambiente.

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