jueves, 14 de julio de 2016

Una oreja para Dávila Miura en la última de feria

El túnel del tiempo o la máquina de volver al pasado. Dávila Miura se vistió de luces de nuevo en Pamplona después de 10 años. La apuesta era seria y arriesgada, tanto por el propio del torero como por la Casa de Misericordia, que quiso así conmemorar también los 50 años del hierro en Pamplona desde que se creo la Feria del Toro en 1959, según la web Navarra.com

Dávila fue el mejor de la tarde, demostró que los años no han pasado para y él y que, si quisiera, podría hacer temporada y triunfar en cualquier plaza de España. La clase, la templanza y la tranquilidad de la experiencia, sin sentirse presionado, fueron la clave de una faena de valor y sentido con el segundo de la tarde, al que cortó una merecida oreja después de sobreponerse al toro, hacerle tragar varias tandas de buenos muletazos y matar con una magnífica estocada. El público agradeció el gesto y ovacionó con gusto al torero.

El palco también se erigió otra tarde en protagonista en Pamplona. Aritz Romeo (Bildu) no concedió la oreja solicitadas de forma mayoritaria a Javier Castaño y a Rafaelillo en el tercer y cuarto toro de la tarde, decisión que provocó la airada protesta del público y una pitada monumental al terminar la tarde. Bildu termina la Feria del Toro como la comenzó el 7 de julio Asirón, burlándose del público, de los toreros y del sentido de la realidad. Es lo que tiene actuar siempre con displicencia y autoritarismo.

La miurada resultó complicada, falta de fuerzas, fuera del tono habitual de la casa de Lora del Río. No permitió a los toreros lucirse, pero a cambio lucharon como gladiadores ante derrotes y feos comportamientos.

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